DROGA, ¿NO SERÁ HORA DE EXPLORAR LA POSIBILIDAD DE LEGILIZARLA E INSTITUCIONALIZAR EL CONTROL DEL TRÁFICO Y EL CONSUMO TAL COMO EL ALCOHOL Y EL TABACO?

Avatar Esteban Contreras | enero 11, 2024 0 Likes 0 Ratings

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DROGA, ¿NO SERÁ HORA DE EXPLORAR LA POSIBILIDAD DE LEGILIZARLA E INSTITUCIONALIZAR EL CONTROL DEL TRÁFICO Y EL CONSUMO TAL COMO EL ALCOHOL Y EL TABACO? 

Héctor Castelletto Tassara
Abogado

Mientras luchamos contra la droga, observamos que día a día avanza en forma imparable en la corrupción de la sociedad.

Constatamos con espanto que la droga está demoliendo el país, demoliendo la institucionalidad, demoliendo a nuestra juventud al encandilarse con el dinero fácil, al destruir sus valores, al reclutar al vicio como forma de aumentar las ventas del ilícito.

Cientos de jóvenes son ahora “soldados” de diferentes organizaciones criminales, entrenados en una cultura de muerte, con poder de fuego e impíos que luchan por el territorio con otras bandas y en que el asesinatos a sangre fría es pan de cada día. Lo espantoso es
que nos estamos acostumbrando. Ya no es noticia. Se destruye la familia. Hay casas enrejadas no para impedir el robo de delincuentes,
sino principalmente para impedir el acceso de hijos drogadictos que se llevan todo para comprar droga. Es tanto el dinero que mueve el tráfico que tienen los mejores abogados y corrompen todo. Hace ya muchos años atrás el Presidente de la República indultó a un importante traficante que estaba en prisión. ¿Hasta qué nivel llega hoy el poder del
tráfico? ¿Quiere la autoridad resolver el problema? ¿Puede?

Los dineros que el Estado de Chile tiene hoy son los dineros que los contribuyentes enteramos en arcas fiscales ayer. No hay más dinero.

Tal vez algo más que podamos pedir prestado. El Estado no es un pozo sin fondo. Esta afirmación parece baladí, pero lo señalo porque tengo la impresión de que los técnicos a cargo de proponer soluciones, no consideran
este aspecto, les parece que los recursos estatales son ilimitados. Así existe un enorme aparataje destinado al combate, y mi impresión es que no existe interés en soluciones que impliquen su desaparición. Si consideramos que las obligaciones del Estado de
Chile son nuestras obligaciones, debemos preguntarnos, ¿debo yo financiar, gastar mi dinero y esfuerzo en luchar para que otras personas no hagan lo que quieren hacer? De esta forma es fácil distinguir que se debe y que no se debe financiar por el Estado. ¿Debo yo financiar…?

Hay gente mayor de edad que quiere y quiere consumir droga y se gasta en ello todos sus ingresos y a menudo afecta el patrimonio
familiar. Los productores, traficantes y vendedores, se esmeran en satisfacer su necesidad.

El Estado o sea nosotros, usted, pone y pone su esfuerzo y trabajo, en suma, dineros para impedir que esa persona haga lo que quiere
hacer y el resultado está a la vista. Mientras mayor es su esfuerzo por reprimir, y gastamos más dinero en ello, la droga sube y sube
de precio y el negocio de tráfico y venta es cada vez mejor. Se corrompen las policías, los políticos, el poder judicial y los pueblos originarios…no hay distinción de nada. Y al que no se corrompe lo amenazan con un temible poder de fuego. Adicionalmente, nuestras
fuerzas policiales están en la indefensión con una legislación que protege al delincuente.

En el actual sistema de manejo del problema, pagamos millones y millones para que un señor no haga lo que quiere hacer. En protección de los derechos humanos de los imputados traficantes, debemos tener pruebas y sorprenderlos con las manos en la masa.
Para encarcelar a una banda, el costo fiscal fluctúa entre cientos de millones y miles de millones de pesos. O sea, pagamos millones y
millones para encarcelar a una banda. Y más encima algo así como $800.000.- mensuales por cada individuo cuando están en prisión.
(Y claro, cuando están en prisión corrompen a gendarmes, jueces, fiscales…) Más los gastos judiciales, de administración, más todos los
daños a la convivencia que conocemos y más y más muertes consecuencia de la lucha sin cuartel por el dominio territorial del “negocio”
con una corrupción progresiva de todas las instituciones.

Parece evidente si creemos en la libertad individual, que si una persona mayor de edad quiere drogarse, pues que se drogue.

Hace pleno ejercicio de su libertad y tendremos paz social.Es necesario explorar el suministro de droga por el Estado, o por agentes
sometidos a control y supervisión, unido a la legalización del consumo, sometido a reglas claras, creando una actividad similar
a la venta de tabaco, con oferta en lugares establecidos, a personas empadronadas que deben someterse a instrucción para cerciorarse que están conscientes de lo que hacen y de los daños que les provocará el consumo todo ello regulado según la experiencia internacional sobre la materia y los impuestos a la venta ayudarán a financiar los gastos de tratamiento y manejo de las consecuencias no deseadas del problema.

Es necesario mejorar las secciones especializadas en el ámbito de la salud, donde se tratan, establecer lugares especiales para consumir, etc. pero el costo de esta solución en una ínfima parte de la solución en curso y se terminan los riesgos de destruir la institucionalidad. Observamos el amedrentamiento, las bandas fuertemente armadas, el terror en amplios sectores y barrios de la
ciudad y la corrupción en todos los ámbitos
de la administración.

Una importante consecuencia de la oferta por el Estado y la regulación del consumo que es libre es que el incentivo de reclutar nuevos consumidores, a nuestros jóvenes y niños se termina. La actividad de reclutamiento deja de ser atractiva porque no genera nuevos ingresos para el traficante.

El “negocio” se termina al vender el Estado la droga.Creo que es necesario cambiar de idea. Me parece que se debe terminar con la
lucha estatal costosa y fracasada por impedir que una persona haga lo que quiere hacer. La persona será la que principalmente sufrirá
las consecuencias. Basta de bandas armadas. Basta de terror en las poblaciones. Basta de muertos. Basta del reclutamiento al consumo
de nuestros niños. Basta de corrupción…Tengo la impresión que la regulación del consumo es la solución.

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