La longevidad: un valor en alza

Avatar Javier Miranda | mayo 29, 2024 0 Likes 0 Ratings

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Será crucial incentivar la prolongación voluntaria de la vida activa, más allá de la edad de retiro.

En 2040, España alcanzará a Japón como el país más longevo del mundo, según un estudio publicado en la revista The Lancet. Ambos tendrán una esperanza de vida media superior a los 85 años. Actualmente, Japón tiene una esperanza de vida de 84,5 años, mientras que España, que ocupa el quinto lugar mundial, tiene 83,2 años. El envejecimiento es una tendencia imparable en las sociedades avanzadas, que lo enfrentan de manera ambivalente: por un lado, invierten grandes esfuerzos económicos y científicos para alargar la vida; por otro, ven el envejecimiento de la población como un riesgo para el Estado de bienestar. Sin embargo, no debemos caer en planteamientos binarios. Una mayor esperanza de vida es un gran logro vinculado al progreso social y económico. Hemos ganado muchos años de vida con buena salud, lo que permite que las personas no solo vivan más tiempo, sino que también contribuyan en mejores condiciones a la colectividad.

Estas previsiones exigen, cuanto antes mejor, adoptar medidas para asegurar el bienestar colectivo y minimizar los efectos negativos. El problema actual es la combinación de una mayor longevidad con una caída brusca de la natalidad. En Japón, la tasa de fecundidad ha caído a 1,3 hijos por mujer, y en España es aún menor, 1,19. Esto significa que la proporción de jubilados en relación con la población activa será cada vez mayor, lo que hace necesario compensar parte de esta situación con inmigración.

Una forma de lograr un mayor equilibrio es incentivar la prolongación de la vida activa. La jubilación debe ser un derecho, no una obligación. En este sentido, Japón está mejor posicionado que España, ya que el 90% de las personas entre 60 y 64 años siguen activas laboralmente, frente al 60% en España. En España, se ha abusado de la jubilación anticipada como mecanismo de reestructuración empresarial. La tendencia debería ser la inversa: incentivar la prolongación voluntaria de la vida activa más allá de la edad legal de retiro.

El segundo gran desafío es reducir la carga de dependencia que conlleva el envejecimiento. Promover una vejez activa es beneficioso para la salud, mejora el estado de ánimo y combate el aislamiento social. Con el alargamiento de la vida aumentan las patologías crónicas que, si no se atienden adecuadamente a tiempo, pueden desembocar en dependencias prematuras. Es vital reforzar el sistema sanitario, especialmente la Atención Primaria.

El envejecimiento es un fenómeno común en toda la Unión Europea, que en octubre pasado emitió un documento con recomendaciones para enfrentarlo. Este documento enfatiza la necesidad de aplicar políticas estructurales en cuatro ejes: conciliación familiar, juventud, personas mayores e inmigración legal. Las soluciones están disponibles para preparar una realidad tan cercana como inevitable.

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