Situaciones de alto impacto social, como la pandemia de la COVID-19, virus respiratorio que obligó a que muchos países se confinaran para evitar las muertes masivas y el colapso por pacientes contagiados en hospitales públicos y clínicas privadas; y los actos violentos registrados en los últimos cuatro años en Chile, como el Estallido Social y los recientes crímenes vinculados al narcotráfico, que periódicamente la prensa se encarga de difundir por televisión, afectaron en forma severa la salud mental y física de los chilenos, aunque, sin duda, este perjuicio fue mayor en los adultos mayores.
Por la circulación del coronavirus, que tuvo en vilo al planeta durante al menos dos años, muchos de los abuelos y abuelas tuvieron que pasar largos meses encerrados en sus casas, aislados de su habitual mundo, para no ser infectados por este microorganismo.
El proceso científico y social para que estas personas de la tercera edad retornen a la vida cotidiana no ha sido tarea fácil. Así lo confirma Felipe Soto, terapeuta ocupacional del programa Más Adultos Mayores Autovalentes del Hospital San José de Casablanca: “Efectivamente, la pandemia afectó la participación social no sólo de los adultos mayores sino que de toda la población. Ahora, es evidente que los primeros resultaron más perjudicados con la expansión de este virus respiratorio. Muchas de estas personas dejaron de participar en reuniones sociales. Fue una población de riesgo”.
Sostuvo que “ellos sufrieron esta pandemia de forma distinta al resto de la gente. Un problema que no ha sido visibilizado, pero que existe. Aún quedan muchos adultos mayores con miedo de juntarse públicamente. Miedo a salir de sus hogares. Entonces nuestra idea es intentar motivarlos para que vuelvan a reunirse con sus pares, con sus amigos, con su familia”.
“De a poco los adultos mayores empezaron a comprender de qué se trata esta enfermedad, la COVID-19, gracias a las campañas emprendidas por los organismos de salud. Ellos han empezado a comprender los avances de la ciencia médica, en relación con esta enfermedad, como la creación de vacunas, medicamentos y tratamientos”, explicó.
Vida saludable
Más Adultos Mayores Autovalentes (MÁS) es un programa que intenta apoyar a los adultos mayores para que continúen siendo autovalentes mediante la intervención de un equipo de profesionales que aborda diferentes aspectos involucrados en la condición funcional de este segmento de la población.
Por ejemplo: promover la práctica de actividad física; enseñar sobre la prevención de caídas; estimulación cognitiva; habilidades de autocuidado y estilos de vida saludables, mejorando la capacidad de las personas mayores y sus círculos cercanos para enfrentar el envejecimiento y la vejez.
Al respecto, Alexander Maldonado, kinesiólogo del programa Más Adultos Mayores Autovalentes del Hospital San José de Casablanca, comenta que “estamos trabajando en talleres de fomento cognitivo y físico. Nuestro objetivo es que los adultos mayores reconozcan sus debilidades y fortalezas y desde ese punto de partida trabajar en la parte motora y en la prevención de caída”.
“Trabajamos —sostuvo— con personas de sesenta años de edad en adelante, nos desplegamos por distintas sedes en Casablanca como Villa América y Santo Toribio, y también en parroquias. La idea es que los usuarios se sientan incluidos, generando el espacio para promover los ejercicios de estabilización de rangos musculares, de rangos de movimientos, para que ellos se sientan más activos en sus actividades de la vida diaria”.
“El cuerpo humano es como el motor de un vehículo: mientras más lo fundimos, más apresuramos su desgaste. Pasa lo mismo con el cuerpo humano, con el tiempo se va desgastando; por lo mismo debemos prepararnos para ese momento, como hacer ejercicios. En rigor, debemos todos prepararnos de forma física (articular y muscular) y mental para enfrentar esta fase del ciclo de la vida humana”, expuso Maldonado.
Este programa MÁS cuenta con dos componentes, siendo el primero la estimulación funcional para personas mayores a través de la participación en talleres sobre estimulación de funciones motoras y cognitivas, autocuidado, educación en salud y prevención de caídas. Los talleres son realizados por kinesiólogos/as y terapeutas ocupacionales y tienen una duración de tres mes.
En cuanto al segundo elemento, este se basa en el fomento del autocuidado de personas mayores en organizaciones sociales: diagnóstico participativo con agrupaciones de este grupo etario para generar capacitaciones a las y los líderes comunitarios sobre estimulación funcional.