Queramos “al amigo cuando es forastero”

Diciembre, Chile. A nivel global se estima que hay cerca de 300 millones de migrantes 1 y solo en Chile más de 1,4 millones 2 . Muchos de ellos han sufrido situaciones de maltrato y discriminación tanto en su viaje como al llegar al país de destino.

Las razones para emigrar son tan variadas como la gente que emigra. Pobreza, guerras y desastres naturales son solamente algunos de los motivos por los cuales tantas personas se sienten obligadas a dejar atrás su vida y familia en busca de un nuevo hogar. Este proceso puede ser traumático, como lo intenta explicar Olena, refugiada ucraniana residente en Rumania: “Emigrar a otro país es como arrancar un árbol de raíz y ponerlo en otro lugar”.

Tristemente, el prejuicio ciega a muchas personas y no les permite ver que muchos inmigrantes son un gran aporte al nuevo país que llegan por sus cualidades, trabajo y cultura. En el año 2000 la Asamblea General de la ONU, ante el aumento de los flujos migratorios en el mundo, estableció el 18 de diciembre como el Día Internacional del Migrante en reconocimiento de sus derechos y contribuciones. Por todo el mundo los testigos de Jehová se esfuerzan por tratar a los inmigrantes como les gustaría ser tratados y les prestan ayuda práctica y emocional para superar los desafíos que enfrentan al llegar. Alfonso, que estudia la Biblia con los testigos de Jehová y es inmigrante en el norte de Chile, comenta: “Aunque con mi familia hemos sufrido discriminación, los hermanos de la congregación (grupo de personas que se reúnen para adorar a Dios) nos han hecho sentir bienvenidos. Es como si los conociera desde siempre”.

En Chile, muchos testigos de Jehová han aprendido unos 13 idiomas -entre los cuales se destacan el criollo haitiano, el chino, el portugués y el coreano- para poder conversar con ellos y también realizar reuniones en su lengua materna. El sitio www.jw.org contiene artículos y videos que muestran algunos de estos esfuerzos en diferentes países.

 

Yasmin Delgado

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