A Marcela Matta siempre le gustó cocinar, de niña admiraba y disfrutaba las preparaciones que hacían su mamá y su abuela. Y si bien siempre vio la gastronomía como un hobby o una forma para expresar su cariño, no fue hasta que quedó sin trabajo que lo consideró como una opción para emprender.
“Yo soy administradora y egresada de derecho y siempre trabajé en estas áreas, pero en la pandemia quedé cesante. Como soy madre, necesitaba generar ingresos para mi familia. Y como siempre me gustó cocinar decidí emprender vendiendo menús de almuerzo”, recalca Marcela Matta. De esta forma, nació Mesón de Paz, el emprendimiento gastronómico de esta mujer viñamarina, que en estos dos años de existencia ha crecido incluyendo más productos.
¿Cómo surgió la idea? “Mi primer almuerzo se lo vendí al conserje de mi edificio, y mirando hacia atrás, no puedo creer todo lo que he avanzado. Ahora vendo aproximadamente 30 almuerzos al día. También ofrezco lasañas de siete sabores los fines de semana, hago hamburguesas y completos para cumpleaños, y me pueden encargar tapaditos y pasteles para diversas ocasiones”, enfatiza esta emprendedora.
Cocinar con cariño
Uno de los sellos diferenciadores de Mesón de Paz es la atención a los clientes y el sabor de los platos. “Yo hago todo con cariño, todo es ciento por ciento casero y también conozco los gustos de mis clientes, por ejemplo, sé a quienes no les gusta el pimentón o el ajo. Yo siempre los regaloneo”, señala.